Mientras la situación sanitaria sigue conmoviendo al mundo y modificando las actividades en todo sentido, algunos países han tomado la decisión de que regrese el fútbol a las canchas.

Así lo hizo Alemania, y pronto lo harán también las ligas de Inglaterra, Italia y España. En Uruguay muchos se frotan las manos, entre otras cosas que se frotarán por el efecto del encierro, porque quienes hacen Home Office ahora van a tener la perdición del fútbol. Nos imaginamos varios sectores de la economía cayendo por tener a sus empleados mirando un partido en vez de estar trabajando en la computadora.

Estos países son los que más sintieron el efecto del Coronavirus y sin embargo han logrado acordar protocolos que les permiten regresar a la actividad, que además funciona como un entretenimiento clave para que la gente se quede en su casa a disfrutar de un partido de fútbol.

Sabemos que eso en Uruguay sería imposible porque resulta impensado disfrutar de un partido de fútbol, pero no nos explicamos por qué con los bajos niveles de contagio que hubo y que hay, y habiéndose puesto en funcionamiento varias actividades como clubes o gimnasios, no puede volver el fútbol.

El regreso del campeonato se prevé para mediados de agosto. Casi tres meses después que en los países más perjudicados. Parecería ser otra medida más sin lógica, de las tantas que se toman en el fútbol uruguayo, como por ejemplo disputar finales de campeonatos un día entresemana y de tarde, o dejar abierta la posibilidad de que se dispute un clásico en las primeras cuatro fechas del campeonato cuando no habría ningún escenario habilitado para hacerlo.

Un argumento para entender el por qué de esta demora, podría ser el cuidado de la salud mental de la gente. Por ahí uno ve el fútbol uruguayo como un entretenimiento, pero cuando se combina con dos meses de encierro puede terminar siendo un cóctel molotov en los testículos.

El otro argumento, aunque mucho más descabellado, es que a los clubes les sirve estar cerrados mientras el gobierno paga una parte de los sueldos de los jugadores. ¿Se imaginan que eso fuera cierto?

No sean malos, acá hay gato encerrado y están tomando al fútbol de rehén.

* No Seas Malo es un espacio humorístico que parodia el mundo del fútbol. Sus noticias no son reales (aunque muchas podrían serlo).