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Básquetbol
Sin inclinar la balanza

Uruguay y el Sudamericano de básquetbol

La participación de Uruguay en el Sudamericano de básquetbol puede tildarse de aceptable, terminando en un lógico cuarto puesto, al ser superados por selecciones de mejor nivel. Dentro de los aspectos positivos cabe destacar las actuaciones individuales de Fitipaldo y Aguiar, mientras que en el debe quedó el desempeño de los internos.

31.07.2014 15:39

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2014-07-31T15:39:00-03:00
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Montevideo Portal

La participación de Uruguay en el Sudamericano de básquetbol, con la primera experiencia de Adrián Capelli al frente de la selección, dejó muchos aspectos para el análisis.

Lo primero es que la cuarta posición se ajusta a los objetivos previos y en la comparación con el resto de los planteles, se terminó en el lugar más lógico.

Las bajas previas al torneo terminaron marcando la suerte de la selección, que terminó ganándole con mucha comodidad a rivales inferiores y terminó perdiendo ante quienes eran superiores, pero dando dura batalla y en su mayoría con finales cerrados.

En cuanto a la tarea individual, los destaque fueron para Bruno Fitipaldo y Mauricio Aguiar, los dos mejores jugadores que tuvo Uruguay. Para Fitipaldo la demostración del gran momento que está pasando y puesto en cancha a nivel internacional, donde ya no caben dudas tiene un lugar asegurado y de relevancia. Por su parte, para el Pica Aguiar era una prueba de fuego, ya que venía de una floja temporada en Hebraica Macabi y retomó su nivel con la Celeste, mostrándose determinante en materia ofensiva en cada uno de los partidos.

El talón de Aquiles de Uruguay estuvo en la zona pintada, excepto Wachsmann, que mostró mejoría respecto a su desempeño en Macabi, siempre dentro de un rango de juego de rol y sin demasiado peso ofensivo, el resto de los internos no pudieron hacerse valer en esa importante zona del campo.

Tal vez quien estuvo por debajo de los mostrado en su última temporada en Liga Uruguaya fue Mathías Calfani, el artíguense no pudo pesar ni en defensa ni en ataque y salvo algún aporte defensivo, gracias a su ductilidad para cambiar de hombre y defender a un perimetral, no pudo cuajar un buen torneo.

Otro aspecto positivo, más allá que resultó forzado por las bajas, fue la inclusión de valores jóvenes como Luciano Parodi, Octavio Medina y el propio Rodrigo Trelles, que si bien no es una promesa, tuvo su primera experiencia en una selección nacional. Lamentablemente Medina no pudo tener minutos en cancha, que seguramente los pudo haber tenido ante Chile y Perú, por un tema físico que lo dejó al margen, pero no faltará oportunidad para que el salteño pueda debutar en la selección absoluta.

En cuanto al debut de Capelli al frente de la selección, dejó aspectos positivos, una intención marcada en el aspecto defensivo que dio sus resultados, insistiendo en un aspecto que resultaba fundamental para la suerte de Uruguay. En el manejo del grupo el argentino también tuvo virtudes y en una selección de la que tanto se ha hablado de temas extra basquetbolísticos, en esta ocasión no hubo razones para que se pudiera hablar de ello.

Si bien no se consiguió el resultado querido, que era repetir el podio de los últimos dos Sudamericanos, se terminó en la posición lógica dados los contratiempos tanto previos como durante la competencia. Teniendo en cuenta estos aspectos, sería bueno que se le diera una continuidad al proceso, que se busque que el entrenador que ya conoció a buena parte de los jugadores y la idiosincrasia de nuestro país, la dirigencia debería apostar a la continuidad de Adrián Capelli al frente de la selección.

Por Santiago Rodríguez, enviado especial de Montevideo Portal a Isla Margarita

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