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Una vuelta por el pasado
Escribe Juan Pablo Taborda

Una vuelta por el pasado: Se cumplen 35 años del limón de Venancio Ramos contra Chile

El 7 de abril de 1985 la Celeste venció a Chile y clasificó a México 86. Batista abrió el score de tiro libre y Venancio Ramos hizo el resto

07.04.2020 14:30

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2020-04-07T14:30:00-03:00
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Se jugaba la eliminatoria para México 1986 y los uruguayos se tenían que medir frente a su par chileno en el último enfrentamiento para la clasificación mundialista. La serie se completaba con la selección ecuatoriana, pero el mano a mano fue entre orientales y trasandinos.

En los partidos anteriores, Uruguay había conquistado dos victorias frente a los ecuatorianos (2 a 1 en Montevideo y 2 a 0 en Quito) y una derrota ante los chilenos en Santiago (0 -2) en un encuentro muy accidentado. El partido fue suspendido por más de veinte minutos por una pedrada que impactó en uno de líneas pero el árbitro, Jesús Díaz Palacios, no suspendió la contienda.

El fixture indicaba que el último partido se jugaría en Montevideo y si Uruguay conseguía la victoria, clasificaba al Mundial de México.

El partido se jugó un domingo 7 de abril con el Estadio Centenario colmado y la esperanza latente. La sociedad uruguaya venía de un triunfo mucho más importante que un mundial: había recuperado la democracia hacía un poco más de un mes. Sin embargo, como el fútbol (después o antes de la política) lo es todo, el Mundial era un eslabón más para la alegría del pueblo.

La apertura del marcador vino de la mano del lateral uruguayo José Batista con un soberbio tiro libre hacia el arco de la Tribuna Colombes que hizo estéril el vuelo del gran golero trasandino Roberto Rojas.

Pero antes de finalizar la primera mitad, una falta cometida al delantero chileno Carlos Caszely terminó en un penal que la figura Jorge Aravena transformó en el 1 a 1.

Sin embargo, con el Centenario en silencio pero esperanzado, llegó el 2 a 1 a favor de Uruguay. Una infracción sobre Enzo Francescoli en el área finalizó en un penal que convirtió Venancio Ramos.

Hasta el final fue todo nervios. Los alcanza pelotas "desaparecieron", los chilenos corrían por todos lados cuando la pelota se iba mientras que el país entero estaba a la espera del final que parecía no llegar más.

Pero el cenit del sufrimiento y la agonía fue a poco de finalizar el encuentro cuando el árbitro argentino Carlos Espósito cobró tiro libre para la visita a pocos metros del área. La selección chilena contaba con Jorge Ricardo Aravena, un mediocampista que poseía un disparo de zurda extraordinario por el que fue apodado "el Mortero".

Cuando el chileno acomodó el balón, el estadio quedó en silencio. El Mundial estaba muy cerca pero también muy lejos. Sin embargo, Venancio demostró que su picardía no era solamente por la punta derecha. Un limón, de los tantos que se tiraron ese día por la parcialidad uruguaya como forma de revancha, estaba en el medio del terreno. Ramos lo tomó y cuando el volante Aravena iba a formalizar el tiro libre, el artíguense arrojó el limón a la pelota y la movió, resultando un disparo lejos del arco defendido por Rodolfo Rodríguez.

La calma volvió para los tres millones uruguayos que se habían paralizado. Luego solo hubo que esperar el final del partido para festejar la vuelta a una Copa del Mundo tras doce años de ausencia.

Sería injusto afirmar que la clasificación se logró gracias a un limón pero que ayudó, ayudó.