Contenido creado por Maximiliano Latorre
Una vuelta por el pasado
Escribe Juan Pablo Taborda

Una vuelta por el pasado: L.A. 1984, el inolvidable sexto puesto del básquetbol uruguayo

Dejaban todo en cada match, algo que los llevó a transformarse en una de las generaciones más gloriosas del baloncesto uruguayo.

26.03.2019 13:20

Lectura: 7'

2019-03-26T13:20:00-03:00
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A nivel de deportes colectivos, el básquetbol es el que atrae mayor interés dentro de los Juegos Olímpicos. Incluso más que el fútbol, a pesar de que en nuestro país sea el balón pie en el único deporte que se consiguió dos preseas doradas.

Sin embargo, el baloncesto uruguayo también supo alcanzar el podio con dos medallas de bronce logradas en Helsinki 1952 y Melbourne 1956.

Independientemente de no haber conseguido uno de los tres primeros puestos en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, la campaña de la delegación uruguaya de básquetbol en esa edición quedó en la historia.

No en vano, desde esos Juegos Olímpicos que la selección uruguaya de básquet no ha logrado volver a clasificar.

Primeros pasos

El recorrido hacia Los Ángeles comenzó en el Torneo Preolímpico disputado en la ciudad de San Pablo (Brasil), logrando el vice campeonato detrás de los locales y por delante de Canadá. Aquella selección obtuvo seis victorias de ocho posibles.

El jugador emblema de ese plantel era Horacio "Tato" López. En su libro, "La Vereda del Destino", escribió: "El triunfo del equipo trajo lo de siempre en las victorias uruguayas: 'hazaña', 'milagro', 'rebeldía', 'a lo macho', 'maracanazo'. Nadie veía la verdad, que detrás de ese grupo de jugadores había años de trabajo y esfuerzo. No era una hazaña; era la culminación de un trabajo. Había logrado el éxito gracias al trabajo, y porque éramos muy buenos jugadores y mejor equipo".

Los Ángeles, esa ciudad del estado de California que ya había organizado este certamen en el año 1932, esperaba a más de 6.800 deportistas de todos los países excepto los de la Unión Soviética y los de ocho países más de Europa del Este (menos Rumania). Lo mismo ocurrió cuatro años antes, cuando Estados Unidos y varios países occidentales boicotearon los Juegos Olímpicos de Moscú.

El plantel celeste estaba integrado por "Tato" López, "Fefo" Ruiz, Heber Núñez, Luis Eduardo Larrosa, Carlos Peinado, Walter Pagani, Julio Pereyra, Luis Pierre, Víctor Frattini, Álvaro Tito, Horacio Perdomo y Juan Carlos Mignone. El director técnico era "Pirulo" Etchamendy.

El boxeador Honorio Mazzón, el ciclista Carlos García, los nadadores Carlos A. Scanavino y Rosa Silva y los veleristas Enrique Dupont, Alejandro E. Ferreiro y Bernd Knuppel también representaron al país.

En la apertura del 28 de Julio, en "Los Ángeles Memorial Coliseum", el encargado de portar el pabellón patrio en el desfile inaugural fue Carlos Peinado.

Uruguay vivía momentos esperanzadores a nivel social. La dictadura cívica-militar que nuestro país sufría desde 1973 estaba por desplomarse y la apertura democrática se divisaba en el horizonte venturoso.

El deporte siempre ha sido un gran embajador de los pueblos y ese grupo de basquetbolistas no eran la excepción. Ellos se sentían los representantes del país en donde el destino les indicara.

Ellos sentían que tres millones de uruguayos posarían sus ojos sobre ese plantel y por eso dejaban todo en cada match, algo que los llevó a transformarse en una de las generaciones más gloriosas del baloncesto uruguayo.

La hora de la verdad

El calendario de Uruguay indicaba que el debut olímpico sería nada más y nada menos ante la poderosa Francia, equipo que había quedado en Europa solamente por detrás de la potencia mundial, la Unión Soviética.

No hubo nada que pudiera parar el espíritu y las ganas de llevarse el triunfo para el Río de la Plata. La celeste superó a los galos 91 a 87.

El segundo encuentro era de los "imposibles". A pesar de que en aquellos tiempos Estados Unidos no era representado por jugadores profesionales (NBA), habían ganado todas las medallas de oro menos en Múnich 1972 (plata) y en 1980 que no participaron.

Dentro del plantel se encontraba un jugador llamado Michael Jordan y el encargado de marcarlo era nuestra figura, "Tato" López. Uruguay llegó a superar a Estados Unidos por 24 a 23, dejando así el clásico "susurro de intranquilidad" que sin dudas tiene más penetración que cualquier grito o cántico. Fue así como los 18.000 espectadores que estaban presentes tuvieron un dejo de incredulidad.

Luego los locales sacaron una ventaja importante y la derrota fue un hecho. Pese a la misma, las posibilidades de clasificación a la segunda ronda estaban intactas.

Después llegaron los partidos en donde el triunfo no se podía postergar si se quería clasificar y estar entre los ocho mejores del certamen. El siguiente encuentro fue ante Canadá con el cual existían antecedentes de victoria pero el resultado al final fue otra derrota.

Los chinos se cruzaron en el camino. ¡Y qué mala suerte tuvieron al tener que enfrentarse ante ese montón de uruguayos que superaban las paradas difíciles con juego y amor propio! El triunfo fue claro e indiscutido, 77 a 64, y Uruguay avanzó a la segunda ronda.

A dejarlo todo

El rival en los cuartos de final fue nada más y nada menos que Yugoslavia, ese país que se había ganado el mote de potencia mundial a fuerza de un juego superlativo y que se entreveraba ante los poderosos sin tener nada que envidiarles. Dentro de ese plantel se encontraba una figura excepcional como lo fue Dražen Petrovic, quien fallecería en 1993 tras un accidente de auto a los 28 años.

La derrota fue categórica y solo restaba disputar los siguientes partidos para terminar lo más arriba posible.

El siguiente encuentro fue ante Australia y el ganador disputaría el quinto y sexto puesto. La celeste triunfó, "Tato" López anotó 13 puntos en los últimos cinco minutos y de esa forma Uruguay se convirtió en el mejor equipo latinoamericano clasificado en Los Ángeles. Italia esperaba.

Ante los "azurros" fue un encuentro muy disputado donde los italianos sacaron ventajas desde el comienzo. Pese a ello, Uruguay logró ponerse en partido e incluso ponerse arriba pero el destino quiso que los celestes perdieran y quedaran en la sexta posición.

El goleador de ese encuentro fue "Tato" López con 39 puntos, un detalle no menor ya que logró coronarse como goleador olímpico. Este hito ya lo había conseguido Adesio Lombardo en dos oportunidades (Londres 1948 y Helsinki 1952) y Oscar Moglia en Melbourne 1956.

En su libro, López escribió que el milagro de las Olimpíadas del 84 "empezó siete años antes, en una concentración que hizo Heber Rey, o El Oso, como lo llamaban. El Oso fue el gran responsable de seleccionar por todos los rincones del país los talentos que siete años después consiguieron el logro de la Olimpíada".

Uruguay disputó ocho encuentros con tres triunfos y cinco derrotas.

El oro se lo llevó Estados Unidos que derrotó en la final a España por un categórico 96 a 65 mientras que el bronce lo obtuvo Yugoslavia tras superar a Canadá por 88 a 82.

El pequeño país sudamericano de apenas 3 millones y poco de habitantes era un grande del básquetbol mundial. Los ojos del mundo miraban ahora a Sudamérica de otra forma. Fue una hazaña vista con la mirada del hoy pero también fue una campaña lógica por el nivel de esos jugadores.