Fútbol Internacional

Admirador declarado

Rusia 2018: “Este Uruguay es la hija orgullosa de su historia futbolística”, escribió Valdano

“Lucharon por cada centímetro de césped; mataron por cada pelota”, destacó el ex delantero argentino sobre la Celeste para un medio inglés.
08.07.2018 18:08

El ex futbolista argentino Jorge Valdano, campeón mundial con su selección en 1986, lleva varios años siendo columnista de distintos medios. En las últimas semanas se viralizó como si fuese actual un artículo que escribió en 2014 para El País de Madrid después del triunfo celeste sobre Inglaterra por 2-1 en el Mundial de Brasil.

Este domingo, dos días después de la derrota del equipo de Óscar Washington Tabárez a manos de Francia por los cuartos de final de Rusia 2018, publicó para el periódico británico The Guardian una nueva columna reflejando, una vez más, su enorme admiración hacia el fútbol uruguayo.

“La Copa del Mundo terminó para Sud América, pero Uruguay es un ejemplo para todos. Fue eliminado en cuartos de final, pero su enfoque del fútbol y de la vida deben ser aplaudidos”, fueron las primeras palabras escritas por Valdano en su último artículo.

Tras recordar una anécdota con un uruguayo al que encontró gritando el gol de Ghiggia a Brasil en un bar de Milán en pleno Mundial de Italia, en 1990, y ensalzar los logros de la Celeste a través de su historia y personajes como Obdulio Varela y José Nasazzi, se acercó algunos años en el tiempo hasta terminar hablando de la campaña en Rusia.

“Para definir lo que es un gran equipo alcanza con escuchar la historia de Jorge Fucile en Sudáfrica 2010, cuando Uruguay eliminó a Ghana. Fucile ofreció sacrificarse voluntariamente por el condenado Luis Suárez (…) Después de la mano de Suárez se acercó al árbitro y le dijo: ‘estuvo bien, señor. Fui yo. Expúlseme’. No funcionó, pero ese no es el punto. La teoría dice que para ser un verdadero compañero, debes estar preparado para sacrificar su individualidad por la del grupo. Fucile hizo algo que va más allá; sacrificar el deseo natural de gloria que todo futbolista siente por entender que Suárez era más necesario que él en esa batalla y también en la siguiente”, recordó.

“En 2018 Uruguay sigue siendo Uruguay. Fueron el mismo colectivo que siempre fueron. Una lección de vida y también de derrota. Aparecieron en el hotel de pantalones cortos y chancletas con el mate en la mano. Siento admiración cada vez que veo al equipo enfrentarse a la gloria futbolística con esa extraordinaria normalidad. Extraordinario y normal pueden parecer términos contradictorios, pero en este caso y en estos tiempos van de la mano porque permanecer tan normal al haber alcanzado un nivel futbolístico tan alto es una hazaña casi heroica”, agregó.

“Y este es un tema que vale la pena seguir. Dado que más de un equipo que ya se despidió de la copa del mundo por el pecado de la frivolidad, afligido por algo parecido a la vanidad, Uruguay plantea una pregunta: ¿puede ser que la humildad sea más importante de lo que pensamos?”, se preguntó Valdano.

“Se han ido ahora, es verdad. Pero lo hicieron el mismo día que Brasil, una nación de tres millones contra un país de 208 millones. Es una derrota, sí. Pero también una lección. Uruguay es diferente, único. Puede carecer de los recursos que otros en el continente tienen en abundancia, pero tiene algo que esas naciones no tienen, que el resto podría beneficiarse de abrazar. Eso le permite a Uruguay competir, pero va más allá de la cancha. Es duradero”, añadió.

“La primera persona que levanta la bandera de la normalidad es el Maestro Tabárez, un simpático líder. Cuando se encuentra ante un grupo de jugadores, en lugar de una exhibición de poder, el único medio de liderazgo aceptable para él es uno basado en el conocimiento y un estricto sentido de la justicia. Y la justicia solo se puede impartir a través de la meritocracia. Tabárez es la encarnación del típico uruguayo y conoce las cualidades humanas y profesionales de sus jugadores como nadie más después de 12 años en su cargo”, destacó Valdano.

“Tabárez está tan preocupado por educar al hombre como a educar al jugador. Nunca sobreactúa, nunca busca crear una escena: el mejor ejemplo de eso son sus palabras después de la derrota en Francia: ‘este sueño ha terminado, otros vendrán’. El fútbol en el lugar que le corresponde en la sociedad”, ponderó.

“Este Uruguay es la hija orgullosa de su historia futbolística y de su manera de entender el juego. Se despidieron dejando todo: eso puede no ser suficiente para ganar, pero es suficiente para saber que no hay remordimientos ni reproches. Lucharon por cada centímetro de césped; mataron por cada pelota; nunca se sintieron visitantes en ningún lado. Un equipo real, con clase y espíritu, que mostró un talento superior y ambición de guerrero en ambas áreas. En la suya, Diego Godín y José María Giménez defendieron como si el área fuera territorio sagrado; en la de enfrente, Suárez y Edinson Cavani invadieron como si el territorio conquistado fuera la puerta de entrada al paraíso”, escribió.

“La ausencia de Cavani en los cuartos de final los dejó ciegos de un ojo, pero no hubo quejas ni lamentos. Nombré dos zagueros y dos atacantes, pero las malas noticias, muy malas noticias para sus rivales, es que los otros siete jugadores también son uruguayos. Y cuando se va, Uruguay dejó algo. Una lección. Son futbolistas y son personas y llegaron allí con su juego y su personalidad también, la historia y el carácter que los construyó. La identidad que Mario (el hincha que gritó el gol de Ghiggia en el bar de Milán en 1990) celebró ese día y todos los días. Si Inglaterra hubiera llegado a la final ante Uruguay, no tengo idea cuál hubiera sido el resultado, pero estoy seguro de una cosa: al final del partido, se habrían arrepentido de haberle enseñado cómo jugar fútbol”, concluyó.