Richard Martínez fue cesado de la dirección técnica de Cerro luego de 15 partidos

Inmerso en una profunda crisis económica y financiera, último en la Tabla Anual del Campeonato Uruguayo y todavía a salvo en la tabla de promedios gracias a la campaña del año pasado, Cerro dio otro volantazo en la dirección técnica y cesó a Richard Martíne<.

Quien fuera designado sustituto interino de Jorge ‘Culaca’ González el pasado 7 de abril, cuando estaba dirigiendo a la tercera y cuarta división, duró cuatro meses y medio y 15 partidos al frente del plantel principal, luego de haber sido confirmado de forma definitiva. Lo sustituirá como interino Santiago Kalemkerián.

Por el Campeonato Uruguayo Martínez cosechó tres victorias, tres empates y seis derrotas, a los que suma una victoria, un empate y una derrota por la Copa Sudamericana. Tomó al equipo con apenas cuatro puntos de 24 posibles y ganó 12 de los 16 que tiene el equipo en la Anual.

“Nos dieron un Fitito para ir a correr en la Fórmula Uno”

Martínez confirmó que la decisión de la Comisión Directiva le fue comunicada el miércoles de noche. “Nos citaron 19:30 y llegamos puntualmente, como debe ser, y nos atendieron como 20:30. Nos encontramos con un montón de preguntas incoherentes y una decisión tomada. Nos sorprendió, porque si la decisión ya estaba tomada nos la debieron comunicar rápidamente”, dijo a 100% Deporte, de Sport 890.

“Si bien los resultados deportivos no eran los ideales, no esperábamos esto. Creo que fue poco inteligente el momento también, pero se dio así. Las condiciones de trabajo tampoco fueron las ideales para con nosotros. Nos dieron un Fitito para ir a correr en la Fórmula Uno y querían que saliéramos primeros. No teníamos cancha para entrenar. Ni nos daban el Tróccoli, que está en pésimas condiciones”, lamentó.

“Podés ser la mejor maestra del Uruguay, pero esto es fútbol”

“No me voy a despachar contra el club porque es una institución a la que quiero, pero la situación está complicada. Pedimos que nos alquilaran cancha y un día fuimos a una que era impresentable, donde ni se podía caminar, por lo que nos volvimos. El lunes practicamos afuera del Tróccoli, en la cancha del fútbol cinco. El martes pedimos una cancha y nos llevaron a otra impresentable con pozos, huesos y sin redes. Les dije que era una tomada de pelo y que así no íbamos a entrenar. La respuesta fue que esa noche había reunión”, narró.

Su principal interlocutor en esas desavenencias fue el esposo de la presidenta, la maestra Graciela Castro, y su reflexión fue que “si querés una torta impecable tenés que comprar una harina buena y materiales acorde a la torta que querés, pero si compras la harina más barata, no sale la torta que estás deseando”.

“Sabíamos a dónde veníamos y la situación del club, pero en Primera División estamos lejos de competir con cualquier equipo. No esperábamos esto; pensábamos que iba a ser más ameno el trabajo. En Cerro tiene que haber gente de fútbol, que sepa de fútbol, que conozca y que se maneje dentro del fútbol. Podés ser la mejor maestra del Uruguay, pero esto es fútbol. Como presidenta casi no teníamos diálogo. La veíamos en algún partido o en alguna reunión. El que iba al Tróccoli era el esposo, que de fútbol, cero”, concluyó.