Polémica por foto de la "mano de Dios"

Un 22 de junio de 1986 Maradona hacía magia por partida doble y eliminaba a los ingleses del Mundial de México. Al mejor gol de la historia de los mundiales se sumaba la famosa "mano de Dios", dos tantos gloriosos por motivos muy distintos.

Una foto se volvió casi tan famosa como aquel gol, retratando el momento exacto en que Diego Armando burla a Peter Shilton y también al juez.

¿De quién es aquella foto grandiosa? El diario español El Mundo da cuenta hoy de una polémica interesante sobre su autoría.

De un lado, reclama su paternidad Alejandro Ojeda Carbajal, del diario El Heraldo, cuya instantánea le valió el Premio Nacional de Periodismo de México en 1987.

Sin embargo, a nivel oficial la agencia dueña de la imagen tiene como autor al reportero inglés Robert Thomas. La foto lleva el copyright de la agencia Getty y la firma del propio Thomas, pese a un dato curioso: el archivo de Getty tiene otras imágenes de aquel partido firmadas por Thomas, incluyendo una perspectiva distinta del gol de Maradona, por lo que resulta físicamente imposible que Thomas sea autor de ambas imágenes. La crónica especula con la posibilidad de que el fotógrafo contara con algún asistente o accionara más de una cámara a distancia.

El fotógrafo del diario Marca, Pepe Caballero, estuvo ese día en el partido, y cuenta que cuando todos los fotógrafos fueron a revelar las imágenes alguien gritó en castellano: "¡Yo la tengo, yo la tengo! Quizá era aquel mexicano. Luego traté sin suerte de comprar esa foto para Marca. La imagen exacta de la mano sólo puede ser de uno, no puede haber dos autores porque siempre hay algo que varía, simplemente porque tú no estás sentado en el mismo sitio que tu compañero", explica Caballero.

Si se trata de contactar o entrevistar al mencionado Bob Thomas, desde Getty dan negativas. Alegan que vive en una granja en un lugar indeterminado de Inglaterra, retirado de los medios. No ofrecen ni su paradero ni datos sobre su vida profesional o personal. Según El Mundo, alegan que Bob no concede entrevistas ni responde por mail, así que se ignora dónde duermen los negativos de la foto para sellar la polémica de aquella imagen grandiosa.