Las escuchas telefónicas difundidas por el programa argentino La Cornisa que involucran a Julio Humberto Grondona y a Abel Gnecco, representante argentino de la Comisión Arbitral de la Conmebol, generaron una repercusión inmediata: la suspensión del juez paraguayo Carlos Amarilla hasta tanto se esclarezcan los hechos (VER NOTA).

Sin embargo, para los memoriosos hinchas de Nacional que vivieron la década del 60 hubo algo todavía más importante, que no hizo más que confirmar el despojo sufrido en la primera final de Copa Libertadores que disputó el club frente a Independiente de Avellaneda.

Grondona le pedía a Gnecco que tuviera “cuidado con los líneas” que designaba para un partido del torneo local, y le recordó: “En el año 64, cuando jugamos con el Santos, yo le gané a Leo Horn, que era holandés, con los dos líneas”. El difunto ex presidente de la AFA se confundió de rival con el paso del tiempo.

En esa copa de 1964 Independiente eliminó al Santos en semifinales con el arbitraje de Arthur Holland, un inglés que dirigió los dos cotejos. El primero terminó con triunfo del conjunto argentino 3-2 en Maracaná y el segundo 2-1 en Avellaneda.

Leo Horn, el holandés al que hizo referencia Grondona, fue el responsable de impartir justicia en la primera de las finales de la Libertadores de ese mismo año, cuando rojos y albos igualaron sin goles en el Estadio Centenario. Ese compromiso fue el 6 de agosto y los líneas invalidaron dos goles de Nacional por posiciones adelantadas que, según crónicas y testigos de la época, estuvieron mal sancionadas.

En la revancha, jugada seis días después en Argentina, ganó Independiente 1-0 con gol de Mario Rodríguez y dejó con las manos vacías a los tricolores, que bajo la dirección técnica del brasileño Zezé Moreira se habían reforzado meses atrás con el argentino José Sanfilippo. El “Nene”, como lo apodaban, sufrió fractura de tibia y peroné en un amistoso con Vasco da Gama y se perdió las finales.