Fernando Parrado con el equipo de Barcelona

Fernando Parrado, sobreviviente de la tragedia de Los Andes, tuvo un doble honor en su pasaje por España durante el mes de abril. Le tocó dar una charla motivacional al mejor equipo de fútbol del mundo en estos momentos, el Barcelona, y también compartió un congreso con el mejor tenista del mundo en el día de hoy, el mallorquín Rafael Nadal.

Parrado contó detalles de ambos encuentros a Telemundo 12, explicando que "es una experiencia que todos los fanáticos adorarían". "Son sensibles, eran como un equipo amateur. Guardiola me decía que si hubiera una manzana de la discordia en el equipo él la saca., como sacó a Eto o a Ibrahamovic, que querían ser estrellas en un equipo donde nadie se siente estrella, y eso es espectacular", dijo.

El zaguero del Barcelona, Gerard Piqué, se refirió a la charla en una entrevista posterior con El Mundo Deportivo. "Más que para motivar, que también motivan, estas charlas y estos videos sirven para darnos cuenta de que pasan cosas terribles que hunden a cualquiera, pero hay gente que se rebela y que lucha por la vida, como esta persona que se recorrió unas cuantas montañas nevadas de Los Andes con sólo unas zapatillas de deporte para salvar su vida y la de sus compañeros. Supongo que el técnico quiere lanzar el mensaje de que con voluntad se consigue todo", dijo.

Una crónica del sitio Sport You también da cuenta de la charla, explicando que a Parrado lo contactó Manel Estiarte, mítico deportista catalán que es amigo de Parrado y muy allegado al club. Fue él quien le comentó a Guardiola la posibilidad de invitarle a hablar con los jugadores.

"Lo más fuerte, lo que más me ha impactado de su historia, es que cuando volvió a casa, todo seguía igual", confesó uno de los jugadores a Sport You. "Había perdido a su madre y a su hermana, y a varios de sus amigos; su nombre había salido en una esquela, había comido carne humana y caminado durante diez interminables días por las montañas. Pero cuando al fin llegó a su casa, comprendió que al mundo todo eso le daba igual. Nada había cambiado: el vecino seguía cortando el césped, la vecina paseaba a su perro y el autobús escolar seguía parando cada mañana en la esquina".