Andrés Matonte: Juventud con experiencia para dirigir el segundo clásico de su carrera

Andrés Matonte no sólo fue elegido para impartir justicia en el clásico del próximo miércoles en el Campeón del Siglo, sino que además es señalado desde las esferas arbitrales como un juez de gran futuro y proyección. A sus 32 años lleva dos siendo internacional y 11 de trayectoria, desde que empezó el curso.

Es licenciado en educación física, trabaja en el Club BPS y está en pareja hace una década con Adela Sánchez, jueza asistente de segunda categoría con la que le tocó trabajar durante su etapa de divisiones formativas. De hecho, en su primer encuentro oficial compartieron terna.

Después de la pandemia dirigió apenas 11 partidos a nivel local porque estuvo durante octubre, noviembre y diciembre a disposición de la Conmebol, oficiando de juez central en dos compromisos de la Copa Sudamericana y de cuatro árbitro en otros seis. Entre cuarentenas y viajes, lleva casi 30 hisopados.

Tras someterse al último test de coronavirus el pasado sábado, luego de cumplir el confinamiento requerido desde que volvió de ser cuarto árbitro en la final de la Copa Sudamericana en Córdoba, volvió a los entrenamientos y sabía que era el gran candidato para el clásico de este miércoles, que será el segundo de su carrera,

El 11 de diciembre de 2019 impartió justicia en la final del Torneo Clausura en el Estadio Centenario, donde Nacional se impuso 2-0 con goles de Gonzalo Castro y Guzmán Corujo. A los 68’ expulsó a Enzo Martínez en filas de Peñarol por un codazo muy claro sobre Santiago Rodríguez. La decisión fue incuestionable.

Aquella noche fue histórica por el debut del VAR, pero casi no se utilizó. Su trabajo fue tan bueno que cuando empezó a manejarse el nombre de Matonte en el Colegio de Árbitros, no hubo reparos de parte de los clubes. De hecho, los dos lo preferían antes que a Andrés Cunha, un internacional de mayor trayectoria.

Este lunes brindó más de cinco entrevistas radiales y dijo estar “un poco ansioso esperando que llegue el día”, y se definió como un árbitro que intenta “hablar lo justo y necesario con los futbolistas”, además de “dejar jugar mientras todo transcurra por los carriles normales”, más allá de que “a veces el partido y los jugadores piden otra cosa y hay que adaptarse”.

“Arbitrar no se trata de ser un mero sancionador. No puedo pasarme dando explicaciones ni sólo mostrar tarjetas sin tener un diálogo. Hay que tener un equilibrio y encarrilar el partido”, sostuvo, y remarcó que a su entender es el árbitro quien debe adaptarse a las características de un encuentro y no los futbolistas al árbitro, haya o no haya VAR.

“El VAR no es una herramienta para el árbitro; es una herramienta para el fútbol”, opinó, por lo que quitó relevancia al hecho de tener que dirigir el partido de mayor repercusión del fútbol uruguayo sin esa herramienta. Tiene confianza y sabe, desde que empezó la carrera, que su cabeza siempre estará en la guillotina.

“Cuando uno define ser árbitro sabe a lo que se está exponiendo”, comentó, más allá de reconocer que en la actualidad “las redes sociales han aumentado las presiones” sobre la tarea de los jueces. En tal sentido, espera que su nombre no sea tendencia el miércoles tras el partido, que será “especial” por la ausencia de hinchas.

“Que no haya público cambia un poco el ambiente del partido, pero los jugadores van a dejar todo. Va a ser un partido duro como todos los de un Torneo Clausura, que suelen ser más disputados porque se definen el título, el descenso y la clasificación a las copas”, vaticinó.