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Flojo arbitraje en la final del mundo

La frutilla del postre

12.07.2010 11:42

En un Mundial de escaso nivel futbolístico, en donde se habló mucho de los pésimos arbitrajes que, como nunca, incidieron en los resultados, la final no podía quedar al margen. El inglés Howard Webb tuvo una pésima labor y si bien quiso tomar las riendas del juego en los primeros minutos, luego se le fue de las manos.

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Foto: EFE
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En lo previo, Howard Webb era el mejor árbitro según FIFA. El más idóneo para dirigir el partido más importante del torneo, con antecedentes que respaldaban su designación. El referato inglés volvía a decir presente en una final del mundo, 36 años después de John Taylor, quien pitó de buena forma en el partido decisivo de Alemania 1974. Aquel 7 de julio, el local se impuso por 2-1, con la presencia del uruguayo Ramón Barreto como segundo asistente.

Seguramente, vuelvan a pasar varias décadas para que un británico sea premiado con un compromiso de semejante envergadura. La actuación de Webb en el Soccer City de Johannesburgo, fue de lo peor en cuanto al arbitraje en un Mundial plagado de errores, a pesar que la FIFA diga orgullosa que los encargados de impartir justicia acertaron en el 96% de sus decisiones.

Claro, si se contabilizan los laterales, tiros de esquina y saques de arco como “decisiones”, en la mayoría aciertan. Sin embargo, ese 4% de margen de error fue determinante en más de un encuentro.

La final

En el arranque, parecía que el juez inglés iba a manejar el encuentro y tomó las riendas. A los 22’ mostró su cuarta amonestación (dos por equipo), demostrando que no se dejaría pasar por arriba.

Sin embargo, cinco minutos después se le fue el partido de las manos. La patada criminal del holandés De Jong (foto) en el pecho de Xabi Alonso apenas fue castigada con tarjeta amarilla: más que castigo, un premio para el número ocho naranja.

No se escuchó al público sudafricano abuchear al rústico agresor, como sí lo hizo con Luis Suárez después de una situación circunstancial dentro de un partido, como fue la mano ante Ghana. Esa misma jugada que la prensa británica sigue criticando. Habrá que ver si el criterio es el mismo para “darle palo” al mejor exponente del referato de aquel país.

A los 42’, Sneijder le puso los tapones en la rodilla a Sergio Busquets, y la respuesta fue un tímido “siga siga”. ¿La roja? Ni amarilla.

Van Bommel, aquel que en la semifinal se cansó de pegarle a todo lo celeste que se movía, fue amonestado a los 21’ y luego siguió cometiendo infracciones, ante la pasividad de la terna arbitral.

El mismo jugador fue protagonista de una jugada en la que pudo ver la tarjeta roja Andrés Iniesta, a los 33’ del complemento. El cerebro español, cansado de ser víctima de infracciones, reaccionó sin pelota con un empujón que fue teatralizado por el jugador tulipán. Más allá de la actuación exagerada, merecía expulsión el hombre de Barcelona por tratarse de una agresión sin pelota.

Cuatro minutos más tarde, Arjen Robben se perdió una clara ocasión de anotar, cuando quedó cara a cara con Casillas y no pudo definir. Claro, si Puyol lo toma por atrás y lo desestabiliza sin intención de jugar la bola, es difícil para el delantero holandés patear. Quizás, de todos los errores de Webb, fue el menos evidente en tiempo real, y aún mirando la repetición deja dudas.

A los 89’, Robin Van Persie pateó una pelota siguiendo una jugada varios segundos después de habérsele sancionado una posición adelantada. En Inglaterra, Uruguay e Indonesia, eso amerita una amonestación. Era la segunda para el número 9 de la Naranja, pero no fue.

Lo mismo ocurrió con Robben en el alargue, minutos antes de un tiro de esquina no cobrado a favor de su equipo. Sneijder reclamaba la distancia de la barrera rival, y como el árbitro no la hizo respetar remató ofuscado, apuntándoles de lleno a los adversarios. El disparo se desvió y salió por línea de fondo, pero Webb dio saque de arco, y dos minutos después llegó el gol de España.

La única expulsión del encuentro estuvo perfectamente decretada, cuando Heitinga bajó a Iniesta en el momento en que este se metía en el área. Fue segunda amonestación, en uno de los pocos aciertos de Webb. Uno de esos aciertos que, al igual que los saques de banda, la FIFA contabiliza por igual y seguirá incluyendo en esa lista del 96% de decisiones acertadas, a pesar de que el otro 4% siga siendo lo que más recuerde la afición futbolera.

Montevideo Portal / José Luis Calvete




 
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