Contenido creado por Belén Fourment
Fútbol uruguayo
Medio siglo de fútbol

Entrevista con Robert Carmona, el jugador activo más viejo del mundo

Entrevista con Robert Carmona, el jugador activo más viejo del mundo.

13.09.2012 16:11

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2012-09-13T16:11:00-03:00
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El fútbol es elección de muchos, imposición para otros y para un montón más, la vida misma. En esta última clasificación entran los que lo viven desde afuera, desde la tribuna, gritando desquiciados por el cuadro de sus amores, y los que lo ven como la única forma de sobrevivir. Uno de esos es Robert Carmona, un hombre que un día agarró la pelotita y no la soltó más.

Futbolista de "cuadros chicos", tiene a su familia en Young, pero pasa media semana en Montevideo, en el apartamento que le pagó a su madre. ¿Por qué se distancia tanto de su esposa y sus dos hijos? Para jugar en Mar de Fondo. A eso de las 18 horas, se pone la ropa deportiva y se toma el ómnibus hasta el barrio Lavalleja, a un espacio público apenas iluminado que funciona como complejo del equipo que ahora defiende.

Tiene 50 años, y se hizo fama por ser el jugador más viejo en actividad del mundo. "Cuento desde que empecé en baby fútbol. Hubo un parate a nivel profesional, pero yo seguí jugando en el interior. Si mi memoria no me falla, empecé a los 5, 6 años, en Montevideo", recuerda. Después Pan de Azúcar, Las Piedras, la capital otra vez con las inferiores de Liverpool, La Luz, Colón, Alto Perú, Progreso, diferentes ciudades de Estados Unidos (que lo hospedó una década), Río Negro, Mercedes... la variación geográfica es larga, el motivo de tanta mudanza fue siempre el mismo.

"El fútbol es mi vida. Lo hice toda la vida, no sé hacer otra cosa, no me gusta hacer otra cosa. Un domingo para mí si no hay fútbol, me vuelvo loco, a pesar de que amo estar en familia y pasear", asegura. Por eso "hoy, a los 50 años, me siento como si tuviera 20. Me siento bien, feliz y contento. Si volviera a nacer sería futbolista de nuevo".

El nombre de un libro de fantasía

Un día, su hija le preguntó si no le interesaba volver a jugar al fútbol, y no demoró mucho en tomar una decisión. En 2009 fichó por Albion, club en el que estaba trabajando en otras áreas, y la idea de ser un "hombre record" apareció de repente. "Fue algo rápido, no planeado", recuerda. "Siempre me manejé como profesional, más allá de que no tuve la suerte por contactos o por las condiciones de haber jugado en equipos grandes", y sin embargo es una figura.

Cuando comenzó a jugar por el decano del fútbol uruguayo "me convertí en record, aunque no estuviera oficializado, porque en Uruguay no había nadie que jugara con 48 años". Desde ahí "llevo la friolera de 33 partidos jugados consecutivos".

¿Y eso del record mundial? ¿Y el Guiness? "Hoy en día soy el record mundial actual jugando profesional en forma continua. Cuando inicio esto lo hago por el lado del libro Guinness", que tiene el extraño criterio de considerar "a cualquiera que juegue cinco minutos en la esquina". "En papeles todavía no está oficializado, tengo que esperar que me den el reconocimiento. La AUF ya me lo dio, falta que me lo de Conmebol y después la FIFA. Cuando tenga los tres organismos juntos lo pido al Guinness y me lo van a conceder a nivel profesional. Pero para la FIFA yo soy el jugador activo más viejo del mundo". Cuando cumpla 51, el próximo 30 de abril, superará a Stanley Matthews, que tiene la marca histórica tan difícil de superar.

"Lo que mas me gusta es estar dentro del fútbol. Mientras pueda jugar y estar en este proyecto... creo que tengo condiciones como para ser coordinador, gerente deportivo, captador de talentos, manager", enumera, alejándose del puesto de entrenador. Eso sí, madera de referente tiene. "Soy una persona con mucho temperamento, mucho carácter, pero me manejo con profesionalidad". Eso fue lo que lo llevó a Mar de Fondo. El entrenador lo llamó y "me pone por delante siempre. 'Sigan a Carmona, escuchen lo que dice Carmona'".

Fue este año que pidió pase al club después de haber jugado en La Luz. Para muchos queda el recuerdo de Albion, pero dejó este club "porque quería cambiar. Me cansé, no veía un apoyo, que creciera lo que estaba haciendo, estaba medio estancado y cumplí un ciclo", y porque ya "no puedo dejar de ser el hombre viejo". A ese viejo, cuando era un jovencito, lo mandaron a colgar los botines. "Tuve una fractura expuesta de tobillo en el año 1981/82, y me operaron y me dijeron que me olvidara de jugar al fútbol".

Quiero monei

No fue nunca un jugador de un club de elite, pero la plata le rindió a Carmona, que es propietario de su casa del interior y del apartamento de Montevideo. En este aspecto, Estados Unidos y sus ligas semiprofesionales fueron lo que más rédito le dio. "Aprendí idiomas, inglés, italiano, portugués; fue una experiencia hermosa. Económicamente me fue bien, pude solventar a mi familia". Claro que las malas pasaron y mucho. "Tuve momentos que cobré y otros que no, pero los profesionales de todos lados se dice que cobran y no cobran". De hecho, "cuando estuve en Albion también cobré algo, hubo años que no y a veces me tocó poner". ¿Y hoy? El campeonato de la "mal llamada", como él dice, Segunda B Amateur, comenzará el próximo domingo 23, pero en los planes no está percibir nada que se parezca a un sueldo.

"No trabajé nunca. Dediqué mi vida al fútbol, al deporte, a este trabajo". Por eso, no le cuesta aceptar que hoy le toca vivir "de lo que entra en mi casa por concepto de mi familia. Hoy en día no genero". "En su momento solventé la familia yo y hoy le toca a ella", dice, en referencia a su esposa, una pediatra que estudió mientras él hacía la diferencia económica en el exterior.

En Mar de Fondo no toca ganar ningún billete, pero en otros equipos el lujo se da. "La divisional C tiene todo al igual que la A y la B; lo único que no tiene son contratos, pero por afuera equipos que pueden, porque son gerenciados por extranjeros, pagan". Además, entiende que el poco apoyo mediático que se le da a esta categoría del fútbol nacional contribuye a la deficiencia económica. "No se quiere que cuadros de la C suban a la B y los de la B no quieren bajar. No hay nadie que hable de la C; prefieren informar del gol que hizo el Fenerbahce, que a nadie le interesa más que porque jugó Lugano. Eso les gusta, el ruido, el glamour, y para mí eso es discriminar".

Que 20 años no es nada, y más tampoco

Sus más de 40 años de carrera le dejaron más de una anécdota recordable. Una es, por ejemplo, una buena relación con el chimentero argentino Luis Ventura. "Estando en Tristán Suárez lo conocí y surgió la chance de traer al hijo", Facundo, al Albion. A partir de ahí se hicieron amigos, siguió la campaña del decano toda la temporada, "dio una mano", y cada vez que Carmona va a Buenos Aires se juntan a almorzar.

Cuando trabajaba para Tristán Suárez fue, justamente, que se codeó con el mismísimo Diego Armando Maradona, allá por 2007. "Estábamos haciendo fútbol con el presidente del club, con Maradona, con el Kily González, Beto Carranza; y Diego hacía un caño y esto y lo otro y yo no podía ser menos, y entonces viene la pelota para mí, hago el amague, me saco el rival de encima y mando una rabona. Me resbalo, me caigo, y me dice Diego ‘¡déjate de joder, uruguayo!'. A partir de ahí me decía ‘rabona'". Tampoco se olvidó de cuando, después de esos juegos, iban todos a almorzar, o a intentarlo, "porque paraba la gente, y él agarraba una naranja sentado y hablaba contigo y mientras dominaba la naranja".

En Estados Unidos le pasó algo extraño: que un jugador pida que le cobren penal a su propio equipo. En la primera rueda de un campeonato enfrentaron a un equipo al que vencieron con gol suyo, y "en la segunda rueda, cuando enfrentamos a ese equipo, le hago un gol de penal y hete aquí que hay otra jugada y cae un jugador nuestro en el área y el juez no cobró penal, y el arquero le decía al juez ‘¡cobre penal! ¡Cobre penal!', porque quería que yo se lo pateara".

Siguiendo en retrospectiva, cuando tenía 18 o 19 años le tocó vivir una situación que podría haber cambiado su carrera. "Una vez fui a practicar a Racing y el técnico era Julio César Morales. Fuimos como 500 aspirantes y fueron eliminando y quedamos dos: un amigo del barrio, Carlos Santana, golero y yo. Entonces dice Morales: ‘muchachos, están citados para el sábado que tenemos un partido y vamos a concertar'. Yo me quise hacer el crack y le dije ‘dígame a mi ahora porque el sábado tengo un compromiso de trabajo', y me dijo ‘no: si te digo vení, vení'. ‘No, no; yo quiero estar seguro por mi trabajo', y me dijo ‘anda a trabajar'". Claro que todo era una mentira, porque como dijo anteriormente nunca trabajó, y la jugada le salió mal.

Un mensaje para la humanidad

"Toda mi vida fue igual. Yo siempre andaba en la calle y me decían ‘Carmona, ¿no me llevas a entrenar?', ‘Carmona, ¿vamos a pintar las camisetas?'", cuenta. Ese espíritu emprendedor lo llevó a correr un riesgo que aún vive y lucha. "No quería quedar como un record nada más, y pensé en hacer algo más por los niños. Dije ‘vamos a hacerle un gol a la vida', y me encantó, y armé esa campaña que apunta a niños y jóvenes, y que consta de salir por distintos puntos del país".

"Yo doy una disertación transmitiéndole valores, calidad de vida -cero alcohol, cero droga, una vida sana, no violencia, el respeto a la familia-. Considero que eso es hacerle un gol a la vida, siendo profesional; después si sos futbolista, periodista o policía no importa". A la charla la complementa con actividad deportiva: "saco una cancha artificial comprada por mí, de 20 metros por ocho; cortamos la calle, con arquitos chicos y cuatro jugadores, que en ese momento eran de Albion y ahora van a ser de Mar de Fondo, y hacemos un show de fútbol con la participación de los niños".

Este proyecto se ha desarrollado a pulmón y a bolsillo propio. "Tuve el apoyo de algunas empresas, no económico. Económico no tuve apoyo de nadie", sentencia, aunque recuerda que la Junta Departamental de Montevideo y gente del Parlamento, a la que preserva en el anonimato, han aportado en algunas ocasiones.

"He tenido reconocimientos del Gobierno, fue declarado de interés por la Junta, de interés ministerial por el Ministerio de Trabajo, el de Turismo, de algunas intendencias", pero la plata "sale de mí, de mi familia, del apoyo incansable que tengo y de algunos amigos que están siempre, pero no alcanza".

"Yo me siento de otro mundo, porque no está el apoyo, no viene. El apoyo sale para Forlán, para Pedro, para Juan. No sé qué hay que hacer o si hay que ser verdaderamente una estrella, algo que me han dicho. Han tenido el estupor de decirme ‘lo que pasa es que no jugaste en Peñarol o Nacional'", lamenta, sintiendo que "están en el debe conmigo". "Me han puesto alguna piedra en el camino, pero a mi no me van a frenar así nomás", reflexiona.

Ahora, mientras entrena en Mar de Fondo y trabaja también honorario para la Fundación Winners, tuvo que cortar las salidas al interior con "Hacele un gol a la vida", por la inversión económica que significa. ¿Y el fútbol? "Voy a tener que dejar sin dudas, o seguiré pero con menos exigencia. Mientras me sienta bien...".

Belén Fourment | Montevideo Portal

 

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