Ghiggia homenajeado en el Centenario

Una ceremonia corta pero emotiva le dio homenaje a Alcides Edgardo Ghiggia por el que fue el gol más importante de su carrera y de la historia de la Copa del Mundo. Una hora antes del partido ante Jordania, y 63 años y 128 días después del Maracanazo, el público charrúa pudo gritar aquel tanto y regalarle al único sobreviviente del plantel campeón mundial de 1950 el festejo que nunca escuchó.

Con el periodista Atilio Garrido como maestro de ceremonia, el ex puntero derecho, considerado por Obdulio Varela como “el mejor jugador de aquel equipo”, reconoció que “me acuerdo muy bien de lo que me dijo Obdulio. Es algo que llevo muy dentro de mí, porque en estos momentos el único sobreviviente soy yo. No me gusta hablar de algunas cosas porque no tengo el respaldo de otro que diga que son ciertas, pero tengo mucho respeto por los del 50 que estuvieron conmigo y por los que me brindan este espectáculo”.

Luego, contó aquella jugada “que hacía con mi compañero Julio Pérez. Él me entrega la pelota y yo avanzo, y cuando el marcador de punta se me vino arriba él la tiró en profundidad, y como yo era muy ligero me le iba al marcador de punta y el back izquierdo no llegaba a taparme y me destiné hacia el arco medio sesgado, como en el primer gol. En el primer gol yo hice el centro hacia atrás y en ese momento (el arquero) Barbosa creyó que iba a hacer la misma jugada y se abrió un poco del arco y me dejó un hueco. Son unos segundos en que uno tiene que decidir qué hacer. Decidí tirar al arco y la pelota entró entre Barbosa y el poste izquierdo. Yo lo grité y Míguez me dice ¿‘no me viste que te pedía la pelota y que te gritaba? Y yo le dije ‘dejala ahí que está bien’”.

Corrían 34 segundos del segundo tiempo y aquel derechazo le valió a Uruguay su segunda corona mundial. Para revivirlo, se exhibió en la pantalla gigante de la Colombes un resumen de poco más de dos minutos con imágenes de “Maracaná, la película”, en las que se observó aquel gol en la toma televisiva característica. El grito de gol bajó desde los cuatro costados y Ghiggia admitió que “un poco me hizo lagrimear”.

Retirado del campo de juego en una camilla, y luciendo una camiseta de la selección uruguaya con un número siete en rojo en la espalda, respetando el diseño de la casaca que lució aquel inolvidable 16 de julio de 1950, contó también que estará en el sorteo que el próximo 6 de diciembre se realizará en Río de Janeiro de cara al Mundial de Brasil 2014, donde la Celeste buscará escribir la historia de un nuevo Maracanazo.