Camila Naviliat, medalla de plata en Guadalajara

Este 13 de diciembre cumplió 17 años, pero en su prontuario ya tiene el orgullo de haber representado a Uruguay en una competencia internacional como los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, y de haber ganado una medalla de plata en un deporte poco conocido y difundido en Uruguay como la pelota vasca.

Camila Naviliat aún no es consciente de lo que ha logrado, pero sí tiene muy claro lo que ha tenido que hacer para llegar a esta instancia. "Empecé a jugar a la paleta porque mi hermano lo hacía cuando era más chico", relató a Montevideo Portal. "En sexto de escuela llamaron a todos los interesados en jugar a una competencia, y yo fui pero no me dejaron participar porque tenía conocimientos de tenis", cuenta. Es que eso se considera como una ventaja en este deporte.

Sin embargo, en su futuro estaba que se convirtiera en una pelotari. "Seguí un tiempo jugando al tenis, en segundo de liceo dejé y comencé paleta a los 13 años", recuerda, y parece sorprendente que apenas cuatro años después ya haya sumado una medalla de plata en una de las competencias internacionales más importantes.

Camila, quien compartió su periplo en Guadalajara con Jimena Miranda, es de Mercedes y vive allá. Por eso, el entrenamiento cuando hay que formar parte de una delegación nacional no es fácil. "Entrenamos cada persona en su club, luego se cita una preselección, después se arma una selección. Todo eso es un largo proceso de seis meses aproximadamente (eso fue lo que nos llevó este año), viajando todos los fines de semana a Montevideo", nos cuenta, dando muestra de la voluntad y el sacrifico que hay que hacer para competir en un deporte como este.

A los Panamericanos viajaron con los fondos de la Federación Uruguaya de Pelota, que preside Marcelo Filipeli y que apoyó incondicionalmente a sus deportistas, pudiendo cubrir los gastos y siendo retribuidos con el éxito de las medallas. Es que fueron tres las que se trajeron desde México: la de las chicas, la de Carlos Buzzo y Enzo Cazzola, y la de Pablo Baldizán y Gastón Dufau.

La experiencia fue más que buena, pero Camila valora fundamentalmente el puntapié que esto da para que se conozca el deporte. "Yo creo que ahora se empezó a difundir más con la obtención de las medallas. Hay gente que no tenía ni idea qué es un frontón o un trinquete (su especialidad) y con esto se enteró", reflexiona, valorando todas las oportunidades que tienen para "lograr que toda la gente llegue a conocer este deporte".

A nivel individual, las dimensiones de su conquista no son tan grandes todavía. "¡Mucha gente me dice que no he caído en lo que realmente gané!", asegura. "Los recibimientos y reconocimientos que hemos tenido han sido muy buenos, de verdad", concluye una deportista muy joven, que ya ha conseguido alcanzar una meta importantísima, y va por más.