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CRISIS LATINOAMERICANA: COMO EL URUGUAY SI HAY. POR ARIEL FLORIT

Carolina, una empleada de turismo en Montevideo, jura que nunca pensó ver lo que vio recientemente en su ciudad: los hambrientos desbordados, inundándolo todo, asaltando supermercados, repitiendo las escenas de la vecina Argentina, aun sumida en la mas profunda de las crisis.

"Uruguay era distinto. Hasta ahora", dijo Carolina, joven uruguaya residente en Montevideo. "Mi abuela me decía que 'como el Uruguay no hay, slogan comercial nacionalista. Ahora comprendo. Somos igual que los pobres del mundo", agregó.

La explosión social que vivió ese país sudamericano en las últimas semanas tiene una razón drástica: la mitad de su población sufre el denominado empleo precario, informal o esta simplemente desempleada.

En la capital proliferan "nuevas formas de ganar dinero", según Carolina, pero la competencia es feroz porque "hay cada vez mas pobres y mas adolescentes sin un puesto de trabajo".

Los barrios miserias, en Uruguay denominados mas elegantemente como "asentamientos" han crecido tanto que en ellos sobreviven alrededor de 200 mil personas.

Ahora, para evitar de alguna manera la "superpoblación", muchos empezaron a levantar casuchas en zonas pantanosas o en sitios insólitos, en los cuales aprovechan de cualquier manera el menor espacio que puedan encontrar.

Las respuestas gubernamentales a lo que está pasando son las mismas: mas ruegos al Fondo Monetario Internacional y mas dependencia a este y a otros sectores financieros extranjeros. Para la extrema pobreza el único remedio que han concebido las autoridades es utilizar la Intendencia de Montevideo (IMM), la escuela pública y parcialmente el Instituto Nacional de Alimentación (INDA) para distribuir comida gratuita. En un barrio de la capital, denominado Cerro, viven algo mas de 100 mil personas y casi la mitad de esos residentes están bajo la denominada línea de pobreza.

La Intendencia decidió entonces montar 35 merenderos donde algunos niños tienen acceso a una merienda que consiste en un vaso de leche y pan o bizcochos. La IMM aporta la leche, mientras las organizaciones sociales donde funciona el merendero (parroquias, clubes, comisiones de fomento) tratan de brindar los demás insumos. El INDA, por su parte, solo ha podido ofrecer a el Cerro dos comedores, siendo los únicos lugares donde pueden comer los mayores de 12 años.

El gobierno del presidente Jorge Battle, mientras ofrece sus limosnas correspondientes a los pobres, está intentado detener el enojo creciente -y también la violencia- de la vapuleada clase media, la cual sufrió, como en Argentina, la retención de sus ahorros.

Una medida oficial de mediados de agosto determinó que los ahorristas puedan comenzar a retirar parcialmente los fondos de las cuentas corrientes en moneda nacional y extranjera radicados en los Bancos Montevideo, Caja Obrera, Comercial, y de Crédito, y mas adelante los depositados en cajas de ahorros, tanto en moneda nacional como en dólares.

Apresuradamente, el Banco Central del Uruguay habilitó el cobro de un adelanto de las cuentas mencionadas, pudiendo retirarse el total del saldo en moneda nacional depositados en cuenta corriente y caja de ahorro y parte de lo depositado en caja de ahorro en moneda extranjera.

"Los titulares de las cuentas tendrán que dirigirse en el horario bancario a los locales de las instituciones donde están radicadas sus cuentas. Allí recibirán los fondos efectivos o en cheques que podrán cobrar en la Agencia 19 de Junio del Banco de la República en Montevideo, y en todas las sucursales del interior. También podrán depositarlos directamente en otras instituciones bancarias habilitadas, ya sea en cuentas existentes o nuevas", anunció un influyente diario montevediano.

Los sindicatos del país no sonrieron, ni se han tranquilizado por la medida porque la estiman como un recurso de liquidación de entidades bancarias que tiene poco o nada que ver con la solución de la grave crisis financiera. Muchos sectores en huelga decidieron, entonces, continuarla al intuir que los ahorristas quizá recobren algún dinero, pero al llevárselo aceptarán la pérdida de la mayor parte de sus fondos.