Una mirada al básquet de formativas de nuestro país tras el Sudamericano U17

Culminó un nuevo torneo juvenil para Uruguay y el objetivo deseado, de terminar en el podio para acceder al Premundial, no se consiguió.

Pueden buscarse diferentes razones y plantearse muchas interrogantes acerca de cuáles fueron los motivos, pero lo principal es reconocer que algunos rivales han crecido y participaron con muy buenas generaciones, como Chile y Ecuador, además de Paraguay que últimamente nos ha ganado asiduamente.

La carencia de estatura es una limitante, siendo de 1,86 el promedio de estatura de la selección uruguaya, siendo la más baja del torneo. La baja de Juan Cageli, pivot de Biguá que se rompió los ligamentos cruzados y los meniscos en un amistoso previo ante Argentina, hizo que el plantel no tuviera internos naturales.

Sin ánimo de utilizarlo como excusa, no hubo tampoco en los partidos vitales para la clasificación un buen porcentaje de lanzamiento exterior y eso sí debe ser factor de preocupación. No obstante, la carencia de estatura debe ser neutralizada con jugadores bien fundamentados y sobre todo, tiradores que permitan abrir las defensas rivales.

Muchos utilizarán la palabra fracaso para definir la actuación de Uruguay en este Sudamericano, pero ante este pensamiento mi opinión se para en la vereda de enfrente.

No niego que los resultados son importantes y los objetivos se trazan para ser cumplidos, pero muy lejos estoy de creer que en categorías juveniles se fracasa. Cada experiencia internacional suma y permite que estos chicos, los elegidos para integrar la selección, tengan roce internacional y conozcan otras realidades en comparación con la competencia interna.

Dicho esto, igualmente no pueden aceptarse algunos resultados como normales y sin lugar a dudas, generan preocupación, pensando no solamente en el hoy, sino en lo que viene.

La selección es el fiel reflejo de la competencia local, una competencia que solamente se limita a Montevideo y área Metropolitana, quedando fuera del sistema más de medio país, más allá de la intención de integrar al interior que busca este nuevo proceso encabezado por Marcelo Signorelli como Jefe de selecciones.

La búsqueda de altura no resulta fácil y un plan de reclutamiento es bastante costoso, además de las dificultades demográficas que poseemos en comparación con otros países , que tienen una población bastante más amplia.

Se debe apostar a una masificación del básquet y a partir de ahí buscar perfiles que puedan ser acordes a los diferentes puestos, un trabajo que debe hacerse desde las escuelas y liceos, con generación de competencias para dichas edades, con el afán de sumarlos a este hermoso deporte.

Del trabajo en formativas y si los clubes apuestan económicamente lo que deberían a sus juveniles, no es un tema que voy a abordar, ya que las realidades son variadas y no debe generalizarse. Pero está claro de que hay que cambiar, unificar criterios y pensar en macro, no exigiendo resultados de inmediato, sino formar, promover jugadores que técnicamente tengan armas necesarias para en el futuro, sea para aprovecharlas en sus clubes o en la propia selección.

Por Santiago Rodríguez/Montevideo Portal