Forlán: “si existe algún equipo capaz de remontar un 4-0, es el Barcelona”

Diego Forlán dedicó su columna semanal para el diario The National, de Emiratos Árabes Unidos, al partido que PSG le ganó 4-0 al Barcelona el pasado martes. Lejos de considerar que esa serie de octavos de final de la Champions League está liquidada, el ex capitán de la selección uruguaya considera que los culés pueden darla vuelta.

Forlán analizó y destacó la actuación de Edinson Cavani en el encuentro de ida y también tuvo palabras de elogio para Luis Suárez pensando en una remontada, sin dejar de reconocer que "no hizo un buen partido en París".

LA COLUMNA

Recuerdo la última vez que la gente dijo que el Barcelona estaba acabado. Era enero de 2015 y perdió un partido ante la Real Sociedad. Durante una semana, los titulares sobre el club fueron muy críticos y su director deportivo Andoni Zubizarreta perdió su trabajo. Cuatro meses más tarde, el Barça ganó la Liga y la Champions League.

El Barça no estaba acabado entonces y tampoco lo está ahora. Sí, es verdad, el resultado en París esta semana fue terrible, pero antes de analizar los errores, ¿qué tal si empiezo analizando lo que funcionó para un PSG extraordinario, un equipo que adquiere más experiencia en Europa cada temporada? Al igual que el Chelsea, que fue mejorando hasta que derrotó al Barcelona y ganó la competición en 2012, equipos como el PSG están aprendiendo y mejorando.

El Barça no perdió 4-0 ante el Granada, sino ante un equipo que ha sido uno de los mejores de Europa en las últimas temporadas, un equipo respaldado por un gran presupuesto de propietarios con mucho dinero. También cuenta con los jugadores para hacer daño a los catalanes. Mi viejo compañero de la selección uruguaya, Edinson Cavani, está en plena forma. Tiene 30 años, experiencia y confianza. La salida de Zlatan Ibrahimovic la temporada pasada dio paso a Cavani, que ahora es el principal delantero del PSG, que es lo que él quiere. Tiene más espacio, juega en el centro con jugadores rápidos en las bandas que le dan apoyo. Es rápido, fuerte y marca goles. Es uno de los mejores delanteros del mundo; un delantero egoísta y lo digo en sentido positivo. Quiere chutar, marcar, quiere ser el asesino. Se enfada si no marca. Fue uno de los que hicieron un gran partido contra el Barça.

Ángel di María, Julian Draxler y Marco Verratti fueron otros tres jugadores de un PSG que no dio tregua al Barça. Atacaron, presionaron y jugaron de forma agresiva al estilo de un equipo de Diego Simeone. El entrenador del PSG, Unai Emery, sabía que esta era la única manera porque el partido de vuelta en el Camp Nou, un lugar donde el equipo ha perdido varias veces, sería un tormento. Y donde él perdió con el Valencia y el Sevilla. También sabía que los árbitros son más permisivos en las competiciones europeas que en los partidos de la Liga y el PSG se benefició de esto también.

No hay excusas que valgan. El Barça jugó mal; ninguno de sus jugadores lo hizo bien. No parecían ellos. Jugaron desinflados, aunque también tuvieron algo de mala suerte. Estas cosas pasan en el fútbol. Ningún jugador o equipo juega bien cada semana, pero, por favor, que no se diga que un equipo con todos sus increíbles jugadores está acabado.

El Barça no estaba acabado cuando el Bayern de Munich le ganó con un resultado global de 7-0 para llegar a la final en 2013, aunque este también fue un resultado terrible. El fútbol es cíclico, mientras que el Manchester United, el Chelsea, el Liverpool y ambos clubes de Milán han sufrido periodos de fracaso peores en los últimos cinco años, el Barça ha sido más consistente que cualquier otro equipo en la Liga y la competición europea. Ha ganado cuatro Copas de Europa desde 2006, más que nadie en el mismo espacio de tiempo. Suárez tiene 30 años, no 36. Messi tiene 29 años, no 36; Neymar tiene 25 años, no 36. Son jugadores muy buenos que tienen todavía muchos años por delante.

Son tan buenos que nos sorprende enormemente cuando no lo son. Estoy seguro de que en una temporada de 38 partidos de liga, el Barcelona terminaría por encima del PSG, pero las eliminatorias de copa son una caja de sorpresas.

Puede haber cambios. Puede que el entrenador Luis Enrique se vaya -a pesar de haber ganado un triplete y un doblete en sus dos primeras temporadas. Es más fácil cambiar un entrenador que un equipo. Empieza con los medios de comunicación, luego los aficionados se acostumbran a la idea y, al final, un gran entrenador pierde su trabajo. O busca otro club o se toma un descanso como hizo Pep Guardiola, porque la presión en un gigante como el Barça es continua. Les acorralan a diario con pregunta y, a veces, como pasó el miércoles en París, reaccionan irritados.

Mi amigo Luis Suárez no hizo un buen partido en París. ¿Está acabado? Por supuesto que no. Está tranquilo. Simplemente ignorará el jaleo a su alrededor, los grandes titulares de 24 horas cuyo objetivo es captar la atención con afirmaciones de lo más escandalosas. Salen por todas partes como setas cuando llueve, y luego desaparecen con la misma rapidez con otro resultado. Algunos aficionados del Barcelona deben ser conscientes de que ningún equipo puede ganar todos los trofeos. Están muy acostumbrados al éxito y esto les hace pensar que es normal. No lo es como muy bien sabrán los miles de aficionados del Barça de más edad que vieron como el club no ganaba nada durante años. No deben olvidar, sin embargo, que siguen teniendo un equipo excelente con los tres mejores delanteros del mundo y nuevos jugadores que necesitan un poco de tiempo para adaptarse.

Luis será consciente de las críticas, pero las utilizará como motivación para demostrar a la gente que está equivocada porque, si existe algún equipo capaz de remontar un 4-0, este es el Barcelona.
No creo que el Atlético de Madrid pudiera hacerlo, no es su estilo y será extremadamente difícil para el Barça conseguirlo contra un equipo tan bueno como el PSG.

He visto a Luis superar dificultades con anterioridad. Con este equipo y jugando en casa tendrá posibilidades. Pero para ello, el Barça debe atacar aún más de lo que suele hacer, lo cual supondrá arriesgar en la defensa, un riesgo que puede aprovechar el equipo contrario. Nos espera un gran partido.