Durante uno de los descansos entre game y game, Kyrgios, sentado en su banquillo, agitó varias veces una botella de agua, como si se estuviera masturbando, para finalmente apretar el recipiente expulsando líquido.
El gesto fue calificado por la ATP como obsceno, conllevando una multa de 15.000 euros. Se trata de casi un 16% de lo que ganó por concepto de premios, ya que al alcanzar las semifinales se llevó un cheque de 105.000.
Este es el último de una serie de comportamientos cuestionables por parte del australiano, quien ya fue sancionado en 2016, al dejarse perder en Shanghai (China), con 25.000 euros de multa y la suspensión para competir durante ocho semanas, aunque luego fue reducida a menos de un mes al pedir Kyrgios perdón y aceptar tratarse con un psicólogo.
EFE l FútbolUy
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