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El uruguayo de la nieve

La historia de Gabriel Hottegindre, el uruguayo que llegó a los Juegos Olímpicos de Invierno

"Aprendí el himno en el avión, es divino", contó Hottegindre que nos representó en el slalom del esquí en Nagano 1998. "Fue una gran experiencia", dijo.

21.02.2018 07:58

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2018-02-21T07:58:00-03:00
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Pyeongchang vive actualmente una de las fiestas mundiales del deporte con la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno, una cita que parece lejana a nuestro país, pero que tuvo un momento de contacto que marcó la historia.

Fue en 1998, cuando Gabriel Hottegindre representó a nuestro país en el slalom del esquí alpino donde fue el más joven de la prueba con tan solo 18 años de edad, algo que aseguró: "es un mojón inolvidable de mi vida".

Hottegindre, de madre uruguaya y padre francés, a sus 38 años de edad vive en Chamonix, donde es profesor de esquí, la gran pasión de su vida que nunca abandonó.

Su camino a Nagano 1998, su participación (finalizó en el puesto 24 de 31 que lograron terminar la prueba. 65 compitieron en total), desfilar con la bandera de nuestro país y más, en esta charla donde narra una historia en la nieve que marcó al olimpismo celeste.

¿Cómo se dio su llegada al esquí alpino?
- Mi madre es uruguaya (de Maldonado), pero mi padre es de los Alpes franceses, cerca de Chamonix, donde vivo ahora. Allí los niños aprenden a esquiar a los 3 o 4 años de edad y mi papá era un apasionado de este deporte. A los dos años ya me llevaba muchas horas a practicarlo y sabía esquiar sobre pistas que no eran para debutantes, por lo que puedo decir que no me acuerdo haber vivido sin hacerlo. Mi padre también fue deportista de alto rendimiento y cuando dejó, se dedicó a dar clases a las que me llevaba. A los seis o siete me inscribí en el equipo local del pueblo y a partir de ahí empecé a competir.

¿Y cómo fue su llegada a los Juegos Olímpicos de Nagano?
El presidente del Comité Olímpico Uruguayo era Julio César Maglione y cuando, con mi padre, barajamos la posibilidad de llegar a esta cita, él quiso reunirse con nosotros. Quería saber si mi participación era seria o no, porque no quería enviar a alguien representando al país para que todo el mundo se riera, algo que me pareció sensato.
En aquel entonces tenía 18 años y le dije la verdad: "no tengo ninguna posibilidad de medallas soy demasiado joven. Estoy más o menos entre los top 15 de los sub-20 en Francia".
Le comenté que estaba rankeado 500 a nivel mundial en slalom. Él hizo la comparación con un tenista uruguayo que estaba rankeado como yo en ese momento y ahí decidió en forma afirmativa porque entendió que era profesional.

¿Llegó solo a Nagano?
Con mi entrenador que viajó conmigo, un polaco de 60 años que ganó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Saporo en el ´72. Allá en Polonia es conocido como Suárez o Cavani en Uruguay. Maglione me pidió que participará de la ceremonia de apertura (el slalom era el último día) así que me pasé dos semanas allá. Aprendí el himno uruguayo en el avión, es divino. "Orientales la patria o la tumba, libertad o con gloria morir", me acuerdo del principio.

¿Qué sintió a la hora de desfilar portando la bandera uruguaya?
Fue un poco raro para mí ya que no estaba nada acostumbrado a la ceremonia y creo que no me di cuenta que había un estadio lleno. Me hizo gracia que desfilaba justo adelante del equipo más grande, Estados Unidos.

¿En algún momento sintió presión desde lo deportivo?
Viví los juegos sin presión porque sabía que no tenia posibilidad de medallas, tenía más en alguna competencia sub-20 que compitiera antes o después. Me pasaba el tiempo entrenando y contaba con una "attache" japonesa que a veces me daba entradas para mirar el hockey sobre hielo. Me sorprendió la calidad de los centros de esquí japoneses y el nivel general muy alto de sus deportistas, mucho mayor que en Francia.

¿Cómo vivió su actuación?
Muy cómodo porque era algo que conocía. Las pistas de adultos son de hielo, por lo cual durante la noche ponen agua y agua para que se haga con el frío. Es muy distinto de las pistas donde esquía la gente en vacaciones o las carreras sub-20. Si tuviera que competir hoy te aseguró que no llegaría al final. Me fue bastante bien en la carrera. Era mucho más larga que las sub-20, cansaba mucho y sobre el hielo todavía más, pero me fue bien. Termine en el puesto 24, pero eso quizás no dice mucho, más que un resultado.

Después de Nagano ¿siguió compitiendo?
Hice la temporada 1999, fue la mejor de todas y después di un paso al costado. Una noche me di cuenta que no tenía lo necesario para la competición en un deporte individual de esta exigencia y por ende nunca iba a llegar donde quería. Al día siguiente no fui al entrenamiento y dejé completamente.

¿Se arrepintió en algún momento?
Nunca lamenté esta decisión porque estoy seguro que tenía razón. Estoy muy contento de haber conocido el deporte de alto nivel porque te enseña a poner mucha voluntad en algo y de haber tenido la experiencia de Nagano también. Después empecé a escalar la montaña por algunos años hasta que me casé. Ahora doy clases de esquí que es un trabajo que me encanta, pero las cosas que más me interesan son muy distintas, el budismo por ejemplo.

FútbolUY l Andrés Cottini